Julio de 2011. Un calor horroroso. Llevábamos toda la mañana escuchando un "pío" de pájaro que no conocíamos, entre los árboles cercanos a la casa. Cuando pasaba Ella, cuando pasaba el perrote, cuando pasaba yo. Era un "pío" lastimero, como llamando. Por la tarde, se descubrió el misterio, ahí, en un almez, estaba el protagonista de esta historia.
Un loro. Un loro pequeñito con la carita "tizná". A menos de dos metros de nosotros, nos miraba aparentemente tranquilo. Le ofrecimos agua y la ignoró. Cerró los ojos y se echó una siestecita. Aproveché para mirar en los libros y las guías para ver qué clase de pájaro era. Se trata de un "inseparable enmascarado", un Agapornis Personata que son originarios de Tanzania. Pero éste es una mutación fijada por la mano del hombre, un "blue mutant", por tanto debe haberse escapado de alguna jaula o de algún criadero.
Cuando terminamos de hacerle fotos, le ofrecí mi mano para que se posara, pero tampoco aceptó el ofrecimiento; le ofrecí un palito como percha para que se posara y, en ese momento, se asustó, gritó repetidamente y, desde lo alto del árbol salió volando rápido, muy rápido.
No lo hemos vuelto a ver. Que haya tenido suerte.