Amegilla quadrifasciata
No todas las abejas son animales sociales que viven en colonias. Ésta, la Amegilla quadrifasciata, es una abeja solitaria, aunque, normalmente, se presenten en pequeños grupos a libar néctar y recoger polen en sus flores favoritas. Pero, no os engañéis, cada una va a lo suyo.
Son comunes en esta zona, aunque hay años, como éste, en que son más abundantes. Los adultos llegan a medir entre nueve y doce milímetros de largo. Son gorditas, rechonchas, con el tórax muy peludo, en tonos pardos. Llama la atención su abdomen, marcado por varias bandas blancas (normalmente cuatro) y negras, bien definidas.
En la cabeza, con cortas antenas, destacan unos grandes ojos compuestos y una larga trompa (probóscide) que le permite alimentarse de néctar de una gran variedad de flores, principalmente Labiadas, Boragináceas y Primuláceas. Aquí, en El Terrao, prefiere las lantanas rojiamarillas, las lantanas rosas en menor medida, y los romeros y lavandas.
La hembra de esta especie pone sus huevos en nidos excavados en terrenos sueltos y secos. Allí almacena néctar y polen para alimentar a sus larvas, que pasarán en forma de pupa el otoño y el invierno, para surgir en primavera como insectos adultos.
Son abejas zumbadoras, con un vuelo muy rápido y preciso, cambiando vertiginosamente de dirección para dirigirse a una y a otra flor. Si mojáis alguna hoja, se acercan rápidamente a beber.
Son magníficas polinizadoras, realmente beneficiosas para el jardín y la huerta y, por tanto, merecedoras de protección.