"De cómo un comedero para pájaros se convirtió en un hotel japonés".
Ya sabéis que me gusta acompañar las historias que cuento con algunas fotos que procuro tengan una mínima calidad. En esta ocasión no ha podido ser por las circunstancias que iréis descubriendo.
Hoy, lo importante es la historia, más bien anécdota, y no las fotos. Veréis.
Hace unas semanas decidí poner algunos comederos artificiales para pájaros distribuídos por ciertas zonas de El Terrao. El primero que coloqué lo construí con un tronco pelado de encina que tenía un agujero que me venía al pelo para lo que quería hacer.
La cuestión era colgarlo del olivo que tengo enfrente de mi "ventana-hide" para poder hacer algunas fotos y que quedara lo más estético posible, integrándose, además, en el entorno en el que se situaba. Éste fue el resultado.
Como se aprecia, sólo tuve que añadirle un alambre, un par de argollas atornilladas y un pequeño recipiente para los granos.
A la par de lo que cuento, y sin haberlo relacionado en un principio, se cruza la otra historia, la de la inesperada, por no habitual, agradable visita de este personajillo. Se trata de un carbonero común (Parus major), pájaro que se comporta, en general, de forma bastante mansa y que suele acercarse a los humanos con facilidad.
Las fotos no son buenas. Están tomadas desde dentro de casa, a través de una mosquitera y el cristal de la ventana y con el porche en sombra. Así salieron. Pero es lo que hay.
Este pájaro viene casi todos los días a picotear entre las macetas y a comerse la multitud de arañas y mosquitos que pululan por el porche y los tiestos.
Algunas veces me sorprende con alguna monada con la que alegrarme el día. Por ejemplo, cogiendo con descaro alguna colilla, que alguien habrá dejado pinchada en una maceta, y jugando con ella un rato. Fijaos en que la coge con las patas y no con el pico. Curioso.
Y aquí es donde se cruzan las dos historias. El carbonero es un pájaro eminentemente insectívoro, así que, en un principio, el comedero no estaba destinado a él ... ¿ o sí? Vosotros veréis.
Como se puede apreciar en esta foto, si os fijáis en la plumilla que hay dentro del comedero, estaba claro que algún pájaro lo había visitado.
Pero el caso era que el nivel de grano no bajaba significativamente. Eso era raro. Yo, apostado en mi "ventana-hide", horas, días, ... y nada, ni un pájaro.
Y una noche, dando una vuelta con la linterna, en busca de "cosillas", me encuentro con esto.
El carbonerito, porque estoy seguro de que es el mismo sinvergüenza de la colilla (dicho sea con todo mi cariño), había convertido el comedero-tronco en su dormitorio. Aunque es un pájaro pequeño, no le entra todo el cuerpo y deja la cola fuera.
Más que dormitorio, parece una de esas habitaciones minúsculas, de 2x1, que, a modo de cubículos, se estilan en los hotelitos japoneses que tan de moda se han puesto en las masificadas ciudades de tan lejano país, ¿no os parece?
El pajarillo sigue viniendo al porche, pero ahora no duerme en el tronco, sino encima de una caja de la luz que hay allí, en el porche. ¡Mucho más espacioso! ¡Dónde va a parar!
Así son las historias de El Terrao, así las vivimos y así os las cuento. Hasta la próxima.
Y te quejas de esas fotos?
ResponderEliminarSON UNA MARAVILLA
Tú que las miras y ves con muy buenos ojos. Gracias, Angelines. Ya sabes que tus comentarios tienen un valor especial para mí. Un beso.
EliminarCon esta entrada me demuestras el inmenso cariño que le tienes a los animalitos que andan por tu terrao.
ResponderEliminarSaludos Rafa
Cariño y respeto, Norma. En El Terrao son siempre bien recibidos y, si, además, te ofrecen momentos como estos, pues imagínate. Gracias por visitarnos. Siempre eres bien recibida. Saludos cordiales.
EliminarPues a mi me ha encantado la historia, las fotos,todo.Una vez fotografié a un carbonero anidando dentro de un buzón, el cartero depositaba todos los días las cartas en el buzón y el carbonero ni inmutarse.
ResponderEliminarSaludos.
Son increíbles estos pájaros, e inteligentes. Por cierto, me gustaría ver las fotos del inquilino del buzón. ¿Las has publicado? Dime la dirección, por favor. Son pequeñas historias muy entrañables que nos acercan un poco más al mundo natural. Un saludo.
EliminarDesde pequeño siempre despertaron en mí mucha ternura dos pájaros, los carboneros y los herrerillos. Son dos especies que alegran jardines y huertas y que da gusto contemplar. Bonita historia!!!
ResponderEliminarPor aquí son bastante comunes, sobre todo porque hay pinos, aunque estos no son tan viejos como para tener los suficientes agujeros en los que aniden con comodidad estos páridos. Por eso estamos instalando cajas-nido de distintos tamaños que puedan acoger a diferentes especies de aves que enriquezcan la vida natural de El Terrao. Un placer tenerte por aquí.
EliminarPreciosa historia Rafael y como decía otro comentario anterior, se aprecia el cariño y la ternura que te despierta la naturaleza.
ResponderEliminarTú tampoco te quedas corto en cuestión de amoríos por la naturaleza que te rodea, ¿Me equivoco? Seguro que no. Saludos cordiales y gracias por pasear por El Terrao, Pedro.
EliminarAmigos que comentan desde Facebook.
ResponderEliminarUna página con mucha pluma
¡Me ha encantado, Rafael! Y no digas que las fotos no son buenas, porque todas las que has puesto tienen una ternura y una belleza infinitas! Ese carbonerito aficionado al tabaco (je, je) tiene en ti un papi estupendo!
Una página con mucha pluma
Cuando los troncos para la chimenea me salen así, con agujeros, yo también los guardo, y se los pongo a mis gorriones para que duerman. Ya me han criado en ellos varios bebés, y es una gozada verlos, aunque carboneritos no me han venido nunca al patio. Es maravilloso!
Una página con mucha pluma
Y, que no se me olvide: muchas gracias por el detallazo de poner este enlace. ¡Me ha gustado muchísimo!
Una página con mucha pluma
¡Y viva la gente buena de Badajoz
Muchísimas gracias por tus comentarios. Bienvenido a El Terrao-Dos urbanitas en el campo
EliminarAMIGOS QUE COMENTAN DESDE FACEBOOK.
ResponderEliminarJose M Sanpio Lope
Son muy majos!!! En verano son insectívoros, pero en invierno.... Ponles bolas hechas con alpiste y mantequilla, o mejor manteca de cerdo, manzanas colgadas... Y verás, junto con herrerillos y algún petirrojo los buenos ratos que te hacen pasar... Ah!! Pero prepárate a ponerles manzanas todos los días, yo les ponía hasta dos por día!!!
Muchísimas gracias por tus consejos, Jose M Sanpio Lope, los seguiré al pie de la letra. Saludos.
EliminarUn post maravilloso, como todos. Saludos desde Maribelandia.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maribel. Un fuerte abrazo.
EliminarAMIGOS QUE COMENTAN DESDE FACEBOOK
ResponderEliminarTamar Lagi Me ha encantado la historia. Pobre carbonerillo, durmiendo en ese dormitorio al estilo japo... Pero mira, ahora está más confortable. Y es que es verdad, a veces pensamos en hacer algo con un fin y luego por sorpresa cambia..
Coincidimos en todo, Tamar. Gracias por comentar y saludos desde El Terrao.
EliminarRafael, me lo estoy pasando genial con tu blog. Me encanta. Las fotos del carbonero son preciosas y las de él dormidito en el comedero son una maravilla. Tienes un tesoro con "El Terrao" de verdad, te envidio. Un abrazo, Toñi González Yanguas.
ResponderEliminar