Se creyó grande y fuerte y se tiró de su nido cuando apenas había comenzado a emplumar
y
fue a parar a la bocaza de TRUFO.
EL PEQUEÑO MIRLO
EL PEQUEÑO MIRLO
tuvo suerte y a tiempo lo rescatamos.
Comió de nuestra mano y pasó la primera noche en su nueva casa, una jaula junto a la ventana.
A la mañana siguiente la historia se complicó , no quiso comer.
...
Miraba y miraba a través de la ventana, al principio en silencio,
sólo moviendo la cabeza... y de pronto
comenzó "a llamar a su familia"...
Decidimos sacarlo al porche y esperar un poco...
... y PAPÁ MIRLO apareció.
Destapamos la jaula, lo que tenga que pasar... pasará...
... y pasó.
El MIRLO MACHO, rebuscó por el jardín y en segundos
con la boca repleta de insectos y gusanitos intentó darle la comida
a través de los barrotes...
Pero su pico, grande , fuerte y cargado de comida no traspasaba.
PAPÁ MIRLO no desistió, revisó la jaula durante mucho rato
y descubrió la entrada.
Durante toda la tarde iba y venía.
Su pico siempre cargado...
¡¡¡ PADRE NO HAY MÁS QUE UNO !!!
Q bonito reportaje!!!
ResponderEliminarFué muy tierno presenciar cómo PAPÁ MIRLO iba y venía con su pico cargado de bichitos para el pequeño mirlo...
EliminarPrecioso!!!!!!
ResponderEliminarCariños
... la naturaleza nos sorprende cada día...
EliminarAbrazos Abu.
Qué sencillo y qué tierno. Gracias porque algo queda. Saludos.
ResponderEliminarEs sencillo pero al tiempo resulta "casi mágica" la llamada del pequeño y la respuesta del mirlo adulto.
ResponderEliminarHa sido una grata experiencia.
Saludos.
Muy bonito :-)
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